NINA DONOSO

POESIA

18 de junio de 2008

VALPARAISO



Carta lírica a Valparaíso






Amor de mi penar, Valparaíso
ya sólo quedas tú entre mis recuerdos;
y tu olor de eucaliptus y retamos
y el mugido del mar en el oído
en erótica ruta de reencuentros.

en este desamparo de la ausencia
fluye el dulce fervor adolescente,
cuando eran nuestras rutas paralelas
subiendo desde el mar hasta los cerros.
Allá donde no existen los relojes
y una flor en el muro nos detiene
salpicando de aroma nuestra mano
mientras el viento azul se hace silvestre.

¿En qué momento, dime, nos herimos
de este mágico amor y de este abismo
que nos atrae inevitablemente?
Fue acaso aquella tarde cuando el árbol
se apoyaba en tu sombra estilizada
y una cándida mano allá en el piano
devanaba memorias sin olvido?

¿O fue frente a tu mar de pedrerías
alguna noche de ciegas ventanas,
o en aquel muro donde se estrujaron
nuestras dos inocencias confundidas?
Todavía sonrío al evocarte,
gozoso instante en la penumbra quieta
que temblaba con ritmo inconfundible
en la amarra implacable de tus brazos.
¡Tan leve tu ademán y tu caricia,
tan hondo el vuelo que la muerte estaba
acechando mi cálido gemido
en el instante mismo del desmayo.

¡qué importa dónde fue, de nuevo acuden
entre rubias quebradas y ascensores
entre aromas de vientos y barrancos,
entre barcos y obscuros pescadores,
entre azules marinos y amarillos retamos
la mágica presencia de tus cerros
y la honda resonancia de tus playas.

Aquí en la soledad donde te evoco,
desde tu mar de perlas y de lirios,
hasta la línea donde asoma el viento
su atormentado rostro de suspiros.
Sólo tú permaneces, puro, intacto,
igual que cuando mi ojo vigilante
acechaba tus barcos en la noche
en busca de un perfil que no recuerdo.

Canta tu orilla madrigal de espumas
tus vientos abanican fieramente
el frágil caserío de tus cerros
y tus manos salobres me recogen
anhelantes de rostros y pupilas,
como a una viajera inconfundible
que vuelve en una ola sin retorno.

Amor de mi penar, Valparaíso,
mi corazón conversa con palomas
en un escaño de tu vieja plaza.
Cómo está mi avenida del pasado?
¿hay teatinas y dedales de oro,
hay primavera, dime, junto al muro,
hace viento esta tarde, hay golondrinas
y azules marineros por tus calles?

¡Ay! qué será de mí, Valparaíso,
si mi amor no consiente abandonarte;
qué será de nosotros que nos dimos
en efímero gozo el mundo entero,
tan ajenos ahora, tan distantes,
que tiemblo al caminar por el recuerdo
con un llanto de amor inagotable.
¡Y qué será de mí, tan dividida,
triunfando de la muerte y sus idiomas,
en busca de un olvido inaccecible
sin ti, sin mí, sin mar y siempre sola!