NINA DONOSO

POESIA

1 de noviembre de 2006

Entre el Pan y la Estrella (1947)


PAN DE LA POESIA


Pan de la poesía,
no faltes a mi mesa en cada medio día
para ti he tenido manteles de luna,
segué mis rosales y olvidé la cuna...
Pan de la poesía,
no faltes a la cita de nuestras juventudes,
no olvides que me hallaste virgen, inmancillada
y que en fuente de oro te ofrendé la cabeza
del amor, degollada...
Pan de Eucaristía,
Religión de mis días,
yo creo en tu belleza
como Santa Teresa
en su Cristo creía...
Pan de la poesía,
no faltes a mi mesa en cada medio día
ni en la aurora fragante,
ni en la tarde solemne,
ni en la noche sombría...
Pan de la poesía,
quiero seguir tu aroma cada hora que viva.
¡Qué importa que a mi alero no lleguen golondrinas
ni en mi vergel maduren los dorados racimos!...
¡Qué importan las crujientes mazorcas amarillas
y los fragantes ríos de los azules vinos
y el amor con sus flautas y los mares esquivos,
si por las puras islas de tus músicas verdes
mi barca va surcando gloriosos continentes...
y con las manos ciegas y la mirada alerta
me deslizo sonámbula en la vida y la muerte!...
Pan de la poesía,
no faltes a mi mesa en cada medio día...



YO AYER DECIA


Yo ayer decía del amor las rimas
con vocales abiertas como alas...
Como un clarín que toca el rocío
la nota peregrina de la diana.
Y yo decía amor, no más decía,
con el cálido acento del verano
y el viento mi secreto recogía
y lo llevaba envuelto en locos giros
por montañas, por selvas y por valles.


¡Oh, esta boca que ayer amor decía
perfumando mis patios de manzanas,
ciñendo la cintura de la vida
como quién corta un lirio en la mañana!
¡Oh, esta mano atrevida que a la lira
quiso poner el ritmo de lo humano!
¿Puede leerse acaso lo que ha escrito
Dios en el libro inmenso de lo arcano?...


Y yo decía amor, como quién dice,
voy a bajar al río a ver el agua
y se vuelve después con las visiones
que al límpido caudal van reflejadas.
Tal del amor los cándidos celajes
se escurrieron como agua entre las manos
y en el alma vacía quedó sólo
la intacta huella de tu nombre amado!




INVITACION A LOS MIRTOS


Usted que un día me cantó al oído
el tierno madrigal de los idilios,
y me dijo que yo era la armonía
de lo heroico, lo puro y lo sencillo.


Usted que se allegó a mis colmenares
con los dorados guantes del verano
y exprimió la miel de mis celdillas
y gustó de las ceras de mi mano...


Venga hoy a la fiesta de los mirtos
a compartir conmigo los asientos
ajenos a las hambres del instinto.


Que ya la cena del amor fenece
y en los tendidos linos está dispuesto
el limpio verbo que la hermana ofrece!




UNA REINA SE HA MUERTO


Una reina se ha muerto el otro día,
era la reina mía, mi señor...
Sin embargo, usted ve, la gente pasa
y arriba sigue el festival del sol.
No estoy llorando, no, llorar es poco,
llorar es el rocía del dolor
y en el prado callado de mi angustia
no hay cáliz que recoja mi emoción...


Sí, mi señor, murió, su boca pálida
para siempre al silencio regresó
y su alma enigmática florece
al supremo misterio del Creador.
Reina entre reinas la mi reina era
la suprema expresión del mismo Dios,
barcos de plata por el mundo iban
contando de su grande posición...


Sin embargo, se ha muerto el otro día
igual que la zagala del pastor
y la mano piadosa de la tierra
del mismo manto negro la cubrió...


Una reina se ha muerto el otro día,
era la reina mía, mi señor!...
Y aquí me tiene usted, tampoco lloro,
llorar es el rocío del dolor...
Y a mi reina con risas la servía
porque yo de mi reina era el bufón!...




QUE OTRA PODRA VENIR A TUS VEREDAS


¡Qué otra podrá venir a tus veredas
ahora que al verano ya declinas,
se desnudas dejé tus arboledas
y despojé tus arcos de glicinas....!


Goce y perfumes... Cantos de tu fuente,
rumores y silencios compartidos,
todo el encanto de ese amor ardiente
siguió la ruta de un amor herido...


Y estás en mi con férrea ligadura,
sujeto en la celeste arboladura
del limpio corazón de mi navío...


Y estoy en ti como el rosal del muro,
en presente, en pasado y en futuro,
extasiada en mi propio desvarío...




LA PIEDRA


He aquí, si interrogamos a la piedra
ella nos contará de sus afanes.
Acaso en este trozo endurecido
de informe arcilla gris, encuentre el sino
que nuestra mente en su altivez reclama.
Mirémosla un momento...
No es la gracia sutil que anima el lirio,
ni la fugaz blancura de la espuma,
ni el tierno movimiento de la boca
en el beso aromado de dulzura.
Sin embargo ella existe, está presente.
Si la miramos a través del tiempo
tal vez fue arista de una estrella ignota
que desprendida, pura, incandescente,
navegó por espacios siderales
para caer como una flor celeste.


Acaso la encontremos en la roca,
como un cáliz de sombras, recibiendo
el beso perfumado de las ondas...
Ella estaba con Dios cuando flotaba
en espíritu insomne por las aguas
y su presencia gris vio las orgías
de los primeros verdes levantados...
Hallarémosla, acaso, en la columna
de una antigua ciudad ya sepultada,
o fija estuvo en la escalera curva
que a un torreón ascendía, legendario.
Miradla en el camino...
De que abismos rodando transformada,
por qué ruta se irá ciega y sin manos,
sin una voz que ansiosa le pregunte:
-¿Adónde vas, hermana?...
Ella se irá mañana,
polvo de los caminos, desintegrada y fina
volando con el viento por los surcos abiertos.
Se mezclará más tarde a las raíces ávidas,
subirá por los tallos enredada en el agua,
verá pasar los hombres por el perfil delgado
de los brotes tempranos y los frutos dorados.


¡Oh, la sabiduría en la piedra encerrada!...
No, no es ella corola de pompa fugitiva,
ni pájaro que vuela, ni magia de la araña,
ni el cerebro que manda, ni la mente que sueña,
ni las manos alzadas en eternos afanes.
Ella fue ayer y siempre y lo será mañana,
ella sabrá del vuelo y del pétalo suave.
No se ofrece, ni clama...
¡El alma de la piedra contempla pensativa
como el cincel del tiempo la convierte en espiga!




MESA AMARGA


Inmemoriales voces me saludan
en el vértice agudo de mi frente
y su diáfano zumo da el cerebro
para hacerlas audibles a la gente.


Ventruda copa que contiene el vino,
la idea lanza por amarga orilla
y el cuarzo muestra su sonrisa blanca
junto al perfume verde de la viña.


Miro los tenedores relucientes
y alzo el bocado apetitoso y fino,
mas, no alcanzó a probar, inapetente...


¡Allí en la platería, qué desvelos
de rebaños humanos socavando
el metal escondido bajo el suelo!




CONJURO


Címbalos musicales que despierten
la voz dormida de la hechicería.
Siete vueltas le doy a mi conjuro
y clavo agujas en tu mediodía...


Del aquelarre bebedizos tengo
para borrar bellezas que contemples
y en campiñas de ortiga te detengo
dibujando mis ojos en tu frente.


Siete vueltas... ya tengo tus pañuelos
y en mi espejo embrujado te reflejas
sumido en la quietud, juntas las cejas.


Te sabe a celestina la doncella
y vuelves con tu fardo de ansiedades
esclavo de los filtros que te he dado.




AQUI ESTA LA MUJER


No junto al mismo surco de suelta tierra negra
aspiramos el hondo perfume de la vida.
No nos maravillamos junto a los mismos trigos
pensando en la futura promesa de la espiga...
¡Eramos diferentes, siendo del mismo tronco
de la humana semilla!...
Tu venías de un árbol de savias muy antiguas,
yo era apenas el brote de una rosa encendida...
Tú sabías de todos los humanos desiertos,
yo apenas balbuceaba la voz del sentimiento...


Pero tú eras el hombre y yo te presentía
como viva potencia en mi sangre caliente,
sabía que ascendías lentamente mis ríos,
sabía que traías en la floral ofrenda
ocultas las espinas de mi sino doliente...
Y te aguardaba alerta...
porque tú eras el hombre, el que ronda la estrella
con la flecha dispuesta para el desgarramiento
y yo era sólo el surco que aguardaba temblando
las humanas simientes!...
Yo sólo era la hembra... ¡No!... Cazador astuto,
no era sólo la hembra, era también la cuna,
era el ritmo perfecto para mecer tus hijos
bajo constelaciones de cielos siempre abiertos...
Y tú, animal perfecto, señor del Universo,
esas semillas tuyas que yo regué con sangre
y sal de sentimientos, con humana inconsciencia
las segabas con guerras en tus juegos de muerte...
Eramos diferentes... ¡Oh!, cazador de estrellas,
cuántas constelaciones le debes a tus hembras!


Aquí está la mujer...Tiembla macho imperfecto...
aquí está desatando las cadenas de rosas
con que la ungiste sierva...
Aquí la esclava antigua alzada como reina
pisando la dorada serpiente de tu lengua!


¡Has de beber mi leche rica de sentimientos
para que seas digno de sembrar tus semillas
en los potentes surcos de esta carne doliente!...




BAJO LOS ARCOS MERIDIANOS


Frente al interrogante de la vida
me detengo suspensa en mis vergeles,
todo el estío perfumó de mieles
la eucarística poma de mis días...
Cita se dieron en mis manantiales
un círculo de cisnes pensativos
y entre las grutas tibias de mis rimas
danzan los picaflores suspendidos.


Estoy bajo los arcos meridianos
preciso en la mitad de mi camino,
Calibán me sostiene con su mano
y Ariel besa mi frente redivivo...
Vuelvo a los viejos patios juveniles
y las abejas rojas del recuerdo
clavan sus aguijones escondidos...


No volveré a llorar por lo perdido,
no volveré a doblarme ante los dioses
que ciegos rechazaron mis pedidos...
Bajo el rumor de mi verano rojo
cantaré con la vos de la experiencia,
fruto que tenga cerca de mi boca
lo morderé con sabia inteligencia...


Ningún oasis negaré a mis días
Ningún deseo, he de guardar, esquivo,
salgan piafantes los apocalípticos
corceles de mi alma a los caminos,
y cuando los inviernos de mis días
hielen las margaritas de mi verbo,
entre mis manos secas y amarillas
deslizaré las perlas del recuerdo!




DEJADME EN MI SILENCIO


Esta es mi soledad cuajada de sombras,
con el secreto de mi sino altivo,
no rauda vuelvo en rumorosas frondas
en mi contorno de cántaro pulido.
Detenida en la esfinge de los hombres
y golpeando la roca enmudecida,
interrogando a dioses y demonios
voy buscando los ojos de la vida
en vigilia perpetua suspendida...


Porque sé que no vine eternamente
ni por mi voluntad ni por la de otro,
un equilibrio inmenso me ha traído
con un porqué definitivo y hondo...
Porque sé que no es vida esta pequeña
ansiedad colocada entre las cosas,
ni el ensayo de vuelo que detiene
ni canto entre profundas tempestades.
No vino sólo a sonreír mi boca
ni a decir las palabras aromadas,
ni mi mano a mecer con suave ritmo
la cuna de otra arcilla ya iniciada.


Vine porque alumbraron las estrellas
para mis inquietudes un destino
y entre mis cercos duros madurando
soy el brote de un canto sensitivo.
Sé que vine a dejar en la palabra
una dulce parábola del Sino,
por eso voy solemne por las sendas,
incansable viajera de un destino.
Dejadme ahora en mi silencio vivo,
hosca en mi soledad, llagada oruga,
buscando en mis ocultos abandonos
la canción del porqué definitivo!




RESIGNACION


¡Ni Dios, ni el hombre, ni el amor, ni nada!...
Fui la sola culpable de mi sino:
recibí materiales de bonanza
y levanté mi tienda entre las ruinas.
Si distraída, a caso, sembré rosas
y no el crujiente grano que da harina...
¡Qué raro es que coseche la olorosa
pompa rosada de la flor amiga
y no el dorado pan que en los manteles
tiene el prestigio humano de la vida!




UNICA VERDAD


Haz de tus actitudes interiores
un fulgor misterioso e intocado;
no convides a nadie a tus santuarios
que nadie entenderá lo irrevelado.
Del Dios que descubriste no hagas gala,
que acaso lo que tú divinizaste
el ojo ajeno lo verá desnudo,
sin el fulgor de amor con que lo alzaste.
Abre a todos los que llamen a tu puerta,
todos vienen a darte sus tesoros,
sus cansancio los tristes peregrinos,
su dolor el llagado por la vida
y las gemas, las perlas y los oros
la mirada serena del amigo...
Nadie te quitará lo que has creado,
sea tu soledad como bandera
pero, entiéndeme bien, las soledades
sólo en las mentes amplias se recrean.
Soledad de tu espíritu en el templo
donde tu propio Dios contigo crea,
donde laboran las abejas blancas
las ceras olorosas de la idea.
Deja que en lentos sueños madurando
tus confusos conceptos se despejen
y entretanto fugaz el sentimiento
suspenso vaya como flor al viento.
Que de tus minerales escondidos
no has de hallar el diamante codiciado,
en tanto los mineros de las penas
no golpeen con fuerza tu costado.
Interrogantes no alces al arcano
en tanto Dios tu puerta no ha tocado.
¡Qué sacarías tú con las verdades
que en tu mente infantil no han madurado!
Que cada peregrino de la vida
trazó su ruta con su propia mano
cada uno tiene el Dios que necesita
y en la cosecha el grano que ha sembrado!...