NINA DONOSO

POESIA

29 de octubre de 2006

POEMAS 1945 (selección)






INQUIETUD

No, no es a ti amor a quien deseo,
ni a ti ternura con dulzor de miel;
es la canción que me ha robado el viento
la que me ha padecer...

No eres tú soledad dispensadora
de la serena paz
ni tu alegría de las horas blancas
lo que añora mi ser.

Es la estrofa en que sueño noche y día
la que me ha padecer...
Ni el anhelo de huir que ayer tuviera
ni la doliente tentación del mar;
es el verso sin voz que me atormenta
es la llama interior de mi gran fe,
es este, no sé que, lo que me angustia
lo que me ha padecer...



EN RECUERDO

Porque tenía el corazón alegre
y un palomo dormido en la garganta,
amé la nota de su frase tierna
y aún me pena en el alma su recuerdo.

Porque era dulce, irónico y lejano
y el viento se enredaba en sus cabellos,
porque aromaba el canto y endulzaba
la espina que en la rosa me ofrendaba...
Porque gusté con él las noches pálidas
y sorprendimos juntos el encanto
de un beso bajo el agua...

Porque era triste a veces
e inundaba mi alma de tristeza,
porque me amaba tierna, inmensamente
y nunca dijo nada.
Por eso su recuerdo es como un cíngulo
de apretadas estrellas en mi alma...



CUANDO FLORECIERON LAS PRIMULAS

Dijo el ángel que pulsaba
el arpa de la esperanza:
cuando florezcan prímulas
la niña tendrá los ojos
como la flor de la alfalfa.

-¿Qué más quieres niña mía
que el ángel está esperando?...

-Quiero mis ojos azules
y mi cintillo de plata
dos alas de mariposa
y una canción para el alba...
Ya florecieron las prímulas
y el ángel está esperando;
corre niña que te aguardan
tus alas de mariposa
y tus ojos como alfalfa.
Y dijo la niña blanca...

-Que el ángel se vaya al cielo
con sus arpas de esperanzas;
mientras florecen las prímulas
y los tréboles me cantan,
mi corazón se apresura
para el amor que el aguarda...



ROMANCE A LA MUERTE DEL PROSCRITO

Primer Premio en el Concurso Panamericano
a Bernardo O'Higgins, auspiciado por la Sociedad
Bolivariana de Chile.

A Montalván se fue un día
caballero sin igual...

¡Ay! fue porque quería
que lo mandaban proscrito
desde su suelo natal...

Pena del viaje obligado,
pena de no volver más;
caballero que se lleva
por fortuna la nostalgia,
caballero que no torna
a su suelo nunca más.

-¿De dónde vienes viajero?-
preguntan las amarillas
corolas del amancay...

-Vengo a olvidar los laureles
que la gloria me ofrendó,
vengo a expiar faltas ajenas
que así lo ha querido Dios.

-Yo soy aquel general
que encendió la roja antorcha
del sol de la libertad,
yo, el que ofrendó a la patria
la gloria de un ancho mar,
yo, el que me muero de pena
lejos del suelo natal...

Caballero, caballero
que vienes para olvidar,
cuelga la flor del recuerdo
que hasta la patria lejana
ya no volverás jamás...

Cuando la rosa del día
se empezaba a deshojar
y cayeron once pétalos
al ánfora matinal,
cayó polvo de tristeza
obscureciendo el rosal,
se encendió una estrella negra
en el cielo de cristal
y sobre los claros ojos
del valiente general
cayó el párpado enlutado
de la guadaña fatal...

Murió don Bernardo O'Higgins
de pena y de recordar,
no gimieron las guitarras
de la risueña Chillán,
ni doblaron las campanas
de Santiago a funeral.

Caballero, caballero
que viniste a olvidar,
ya descansas para siempre
bajo tu cielo natal.

Tordos troveros te canten
en albas estremecidas
y cristales de campanas
repiquen himno triunfal.

Traigan las frondas rosadas
sus frescuras de rocíos
para empapar las heridas
del dormido general.

Toquen clarines y dianas,
que hace cien años que duerme
el último caballero
que en torneo sin igual
ganara para la patria
un cielo y un ancho mar.